El hombre lobo nace en el anhelo del hombre primitivo que buscaba obtener los poderes del lobo con el fin de sobrevivir. Para transformarse en lobo, el primitivo se vestía con la piel del lobo, usaba ungüentos y bebidas alucinógenas durante ceremonias e iniciaciones rituales invocando al lobo en su mente y cuerpo. El hombre primitivo conjuraba al lobo para devenir lobo, se habla de una transformación física y metafórica que solo podía llevarse a cabo mediante el abandono de la humanidad.
Los guerreros vikingos inducían su propia transformación a través de un ungüento extraño para convertirse en temidas fieras guerreras. ¿pero se convertían en realidad en animales? Su transformación interior les hacía sentirse verdaderas bestias, y su fiereza en la batalla era temida también por sus congéneres. El lobo como tótem es un símbolo de poder y el hombre primitivo buscaba obtener poderes bestiales.
Los chamanes y brujos poseían la habilidad de transformarse en bestia, se decía que se desdoblaban y que su doble era un animal que infligía bondades o maldades a las gentes. Cuando el animal moría también el hombre encontraba el mismo destino, Nahual era su habilidad transformadora y su doble, el doble que se dice, poseen todos los hombres. Cuentan que cada hombre tiene un doble animal, un doble bestial, pero ¿cuándo se convirtió el lobo en la otra mitad del hombre?
En la biblioteca mitológica de Pseudo-Apolodoro se encuentra el mito definitivo del hombre-lobo, en tanto que será muchas veces interpretado y contado por diferentes autores de la antigüedad. Según el mito, el que se transforma en lobo era un hombre llamado Licaón; rey de Arcadia. De este se decía que era un gran rey, aunque tenía costumbres bárbaras como realizar sacrificios humanos y practicar el canibalismo. Una afrenta mayor era asesinar a todos los forasteros y visitantes que llegaban a la ciudad, violando la sagrada ley de Grecia.
Viendo esto Zeus quiso hacerle una visita. Licaón al darse cuenta, le invita a cenar y en medio de su osadía, decide gastarle una terrible broma y servirle en la cena carne humana. Zeus enfurecido lanza rayos, incendia el lugar y, por supuesto, decide administrar justicia convirtiendo a Licaón en lobo, porque Licaón ya tenía costumbres bestiales, solo es transformado en la bestia que ya era.
El Hombre-lobo según la mitología griega es aquel que ha dejado que su parte animal prevalezca, es aquel que se ha dejado seducir por la bestialidad, es aquel que ha dado rienda suelta a la violencia, por cualquier motivo. El hombre-lobo es aquel que se ha alejado de los dioses y del mundo de los hombres. Platón retoma el mito de Licaón como hombre-lobo para ilustrar en su teoría política a la figura del tirano.
La tiranía se caracteriza por el gobierno de un solo individuo que ejerce de forma absoluta el poder, desconociendo las leyes y gobernando de forma arbitraria. En su carácter de tirano, este hombre bestia no repara en derramar la sangre de sus enemigos para conservar el poder. Un hombre tirano, según Platón, no encuentra como satisfacer sus pasiones por completo y se entrega a la locura. Este hombre se encuentra preso de sus deseos y hará lo que sea para saciarlos. El tirano es en realidad un esclavo que es prisionero de sus pasiones.
Sin embargo, los tiranos de la antigua Grecia no siempre fueron vistos de forma negativa, algunos fueron apoyados por el pueblo al ser figuras populares y libertadores de regímenes opresores. En cambio, la tiranía y la figura del tirano va a representar más adelante, en la tradición latina y luego entre los pensadores modernos y contemporáneos, una oposición a la democracia y al gobierno legítimamente constituido que observa las leyes. La tiranía en estas instancias se va a equiparar con el absolutismo, la dictadura y el totalitarismo. El tirano es una figura solitaria que gobernará en su propio beneficio y de forma opresora, llegará al poder con la violencia y ejercerá violencia durante su mandato.
Para Platón el hombre que se convierte en lobo ha perdido su racionalidad, es una criatura del caos. En el sentido del mito, el hombre lobo es un bárbaro que pertenece más al mundo de lo salvaje, no al mundo civilizado de la polis, sus maneras son las de una fiera salvaje, no las de un hombre.
Si el lobo pertenece al mundo de lo salvaje ¿Qué es lo salvaje? Lo salvaje es un lugar que no ha sido intervenido por el hombre, es el lugar en donde pervive lo que es inhóspito para el hombre y que constituye un hogar para los animales, su santuario. Bien puede ser la jungla, un bosque, un desierto o la profundidad marina. Lo salvaje es el reino de la naturaleza y todos los seres vivos que ella alberga. El hombre no pertenece allí, el hombre ha creado su propio hogar basado en su forma de ser, un hibrido, un animal racional. Su mundo es el mundo de lo racional, allí pertenece. Por ello, el hombre-lobo es un alienado, un forastero, un exiliado. Ya no puede pertenecer al mundo racional (político, humano), ahora solo puede vivir solitario, alejado de los demás hombres en el mundo de lo salvaje.
Aristóteles, quien describe al hombre como animal social, puesto que el hombre solo puede vivir bien estando dentro de una sociedad, refiere que una bestia es también el hombre que esta por fuera de la sociedad: El hombre que gusta de la soledad es una bestia o un dios, pues se llama bestia a quien vive por fuera de la sociedad.
De esa manera se configura al hombre lobo como aquel hombre que no convive con sus semejantes por su forma de ser violenta de maneras bárbaras. Sin embargo, cada hombre encierra una bestia dentro de sí, en tanto que no puede separarse del todo de su pasado bestial. El hombre es un ser mitad divino, pues participa de la inteligencia divina de los dioses y a la vez mitad animal pues participa de la naturaleza animal, el hombre quiere elevarse como un dios, pero al mismo tiempo es arrastrado por instintos animales.
Cuando el filósofo Thomas Hobbes alude a la frase de Pausanias “lupus est homo homini” El hombre es un lobo para el hombre, se refiere a que el hombre lleva dentro de sí a una fiera salvaje, que es muy propia en él. Sin embargo, la violencia en el hombre tiene fines más allá de la sola supervivencia.
El hombre ataca para defenderse, pero también por orgullo y por codicia. Hobbes, dentro del marco de la teoría del contrato social, justifica la necesaria figura de un absoluto poder que controle a una jauría de hombres mitad hombre mitad bestias. Esta figura les brindara cobijo y la seguridad necesaria para vivir, pero para ello, los hombre-bestias cederán su poder de violencia al Leviatán.
Su inmediato opositor, el filósofo John Locke, afirmaba que los hombres no tenían que conceder el poder absoluto a un gobernante, los hombres pactan la conformación de una sociedad en donde los lideres dirigentes son elegidos para cumplir una función dentro del estado. Los hombres no son bestias, son seres racionales que pactan una sociedad de libertades y deberes en donde las leyes son el reflejo de aquello que es bueno y que se ajusta a la razón.
Para vivir en la sociedad civil el hombre debe hacer un pacto. Todo aquel que no pertenece a la sociedad civil, es decir, que no sigue las normas y leyes que la conforman, se encuentra en un estado de naturaleza o en un estado primitivo. Esta por fuera de la sociedad y por lo tanto es una bestia.
Para combatir la idea de Hobbes sobre un poder absoluto que debe controlar todo el estado, Locke argumenta que, lo contrario a la sociedad civil es la sociedad que no tiene leyes y que es gobernada por un rey o príncipe absoluto. Esta sociedad está basada en la fuerza (La fuerza es la ley de las bestias), los hombres no obedecen la ley sino el miedo, recordemos que entre las agrupaciones animales gobierna la ley del más fuerte y que este se convierte en el líder de la manada, por ello, esta comunidad pertenece más al mundo de lo bestial y al terreno de lo salvaje.
El hombre primitivo se hallaba en cercanía a la naturaleza y cohabitaba con las bestias, por ello deseaba poder asemejarse al lobo, viendo esto como algo que podía ayudarle a sobrevivir. En el mundo antes de la civilización, el hombre hombre-lobo no era visto como algo bárbaro, bestial o malvado. El hombre lobo se vuelve moralmente reprochable cuando la tribu se convierte en comunidad, es decir, cuando el hombre primitivo se vuelve civilizado.
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